La novela se desarrolla en la ópera Garnier a finales del siglo XIX. Todos dicen que la ópera se encuentra encantada por un fantasma, aunque los nuevos directores de la misma piensan que es una broma. Una joven cantante, se encuentra atraída por un amigo de la infancia y por el Ángel de la Música, quien es en realidad el supuesto fantasma. La novela se divide por un lado en las tretas del fantasma y por otro, la lucha de quién ganará el amor de Crhistine, si Erik el fantasma, o el joven vizconde Raoul.
El personaje que más me ha gustado, es sin duda el fantasma, a quién se le conoce mejor más allá de la mitad del libro. Aunque también diré, que es un personaje villano-víctima, como lo es la criatura de Frankestein. Los otros dos personajes protagonistas me resultan tontos, el vizconde es un joven inmaduro y respecto a Crhistine, yo no la entiendo.
El principio del libro, me resulta algo cómico con la incredulidad de los nuevos directores de la ópera, así como con las peticiones que hace el fantasma.
La descripción sombría, es de lo mejor de la novela, y repito de nuevo, que a partir de la mitad del libro es cuando realmente empieza el misterio. Me imaginaba la novela con más ritmo, el principio se me hizo algo pesado, por el contrario las últimas páginas las devoré.
Algo que he echado en falta ha sido la poca historia de Erik, no conocemos su pasado y por lo tanto qué hace escondido en la ópera. Sabemos lo poco, que un personaje, el Persa, cuenta, pero a mí por lo menos no me termina de explicar el misterio del fantasma.
Hace unos años, vi la película musical producida por Andrew Lloyd Webber, y me pasó lo mismo que con el libro, el principio se me hizo muy lento.
Os animo a disfrutar de la maravillosa representación de Sarah Brightman y Antonio Banderas.