Compré este libro hace casi un año, un día en que no paró de llover y vestía un vestido morado y botas de agua negras. Antes de ir a comer a un restaurante llamado Akelarre, justo en frente de la plaza del Mercado, donde el 8 de noviembre de 1610 murieron más de 50 personas acusadas por brujería, algunas en la hoguera, compré en una pequeña tienda este libro sin saber muy bien de que iba. Simplemente leí la sinopsis y me gustó.
Ha estado casi un año en una estantería alta, junto al Príncipe de la Niebla, novela del mismo autor, Carlos Ruiz Zafón, y de la que guardo un gran cariño; creo que es de las pocas novelas que nos obligaban a leer en el colegio que me gustó.
Centrándonos en La sombra del viento, es una historia sobre un niño, Daniel, que encuentra un libro de un autor muy poco conocido y del cual abre su pequeña investigación, que se convertirá en un interesante viaje para descubrir secretos, sentimientos, historias, amigos y el amor.
Es una novela que me ha emocionado, ya no solo por la historia en sí, si no por la manera en que está escrita, la viveza de las palabras y los sentimientos de Daniel y otros personajes. Es una gran historia.
No es un libro corto, y a parte de la trama principal, narra otras preciosas historias para poder comprender la principal. Por eso no solo hay un final, cada personaje tiene el suyo propio.
Este libro pertenece a la tetralogía El cementerio de los libros olvidados. Le siguen El juego del ángel, El prisionero del cielo y El laberinto de los espíritus. No sé si todos serán así de emocionantes, pero creo que merece la pena continuar con esta saga.
Continuará...