Dos extraños se conocen en un tren, comienzan a charlar. Ambos tienen una persona que se interpone a sus intereses y Bruno le cuenta a Guy su plan: cada uno matará al enemigo del otro y así no habrá móviles en ambos asesinatos. Guy rechaza el plan diabólico de Bruno y lo olvida, pero cuando Bruno hace su parte, le exige lo mismo a Guy.
Buscando novelas para el verano me topé con esta novela negra que parecía bastante interesante. La trama me llamó la atención y los diálogos de Bruno no son ningún desperdicio; su malvado plan y los razonamientos que da son muy peculiares y sugerentes a la par que locos.
El personaje de Bruno es un joven adinerado, alcohólico, con complejo de Edipo y que odia a su padre. Sin duda es mi personaje favorito de la novela, tiene una mente retorcida y maquiavélica.
Guy es un tipo trabajador y sencillo. Piensa que su mujer, que le ha traicionado, se puede interponer en sus futuros planes laborales, pero no quiere ningún mal para ella. Deshecha el plan de Bruno.
La novela empieza muy bien, con diálogos sugerentes y locos. La presión de Bruno hacia Guy es divertida, así como la retorcida mente humana plasmada a lo largo de la novela y en ambos personajes. Como digo, se hace amena y tiene buen ritmo.
A mitad de la novela el ritmo baja y se hace monótona y pesada. La tensión desaparece y se hace larga para lo que narra.
A pesar de esas páginas tediosas, la descripción psicológico de los personajes, la frialdad y argumentos del asesinato merecen la pena.
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