Las hervidoras clásicas, las de toda la vida, son las llamadas en inglés, kettle. Sí, esas famosas que pitan cuando el agua ya está lista, esas. Estas hervidoras son muy sencillas de utilizar, añades agua dentro y al fuego. No tiene nada de complicado. Las desventajas que les veo, son que se manchan bastante y lo peor, que tarda horrores en calentar el agua. En ocasiones, hasta me pensaba si tomar una infusión por no esperar un valioso tiempo. Lo positivo de este útil, es su precio, que suele ser más barato que una hervidora eléctrica.
Foto de internet. |
Por otro lado, las hervidoras eléctricas, que se han echo un hueco importante en las cocinas actuales por la ventaja de hervir agua en muy pocos minutos, no como las hervidoras clásicas. Hace poco compré una, pues estaba harta de mi hervidora normal, y ha sido todo un descubrimiento. Preparo té en menos que canta un gallo, es muy limpia y cómoda. Se puede encontrar gran variedad de tamaños, modelos y colores de este aparato eléctrico. Su precio es muy accesible también, para nada caro.
Mi nueva hervidora. Foto de Amazon. |
Al principio, compré una hervidora clásica porque desconocía las ventajas de una eléctrica y porque me hacía ilusión que la tetera "silbase", sí, hay que disfrutar con las pequeñas cosas de la vida. Si lo hubiese sabido, habría comprado una hervidora eléctrica directamente.