viernes, 21 de diciembre de 2018

INVIERNO






El solsticio de invierno representa la noche más larga en el Hemisferio Norte. Sabemos que los paganos celebraban estas fechas, así como lo harían los romanos después.

Los paganos celebraban este momento para dejar paso a la luz. Tras el solsticio de invierno, la luz (el día), va poco a poco ganando protagonismo, vital para las cosechas y poder obtener más comida. 
Se han encontrado monumentos y escenarios de rituales en Irlanda, Guatemala, México, Alemania e incluso se piensa que Stonehenge fue lugar de celebración del solsticio de invierno, pues al ocaso los rayos se alinean junto con el altar central y el altar de sacrificios.

Es muy interesante como la naturaleza decae, para luego renacer con fuerza. Tras los meses fríos, el campo florece; los animales viejos dejan su lugar a los más jóvenes y enérgicos; así como en las mujeres, el ciclo menstrual representa también el renacer de los días fértiles tras el periodo de sangrado (menstruación). Todo muere, para resurgir con fuerza. 
No obstante, no quiero decir, que el ocaso sea negativo, es totalmente necesario. La naturaleza tiene sus ciclos, y el descanso de la actividad es vital y necesario.


Os dejo un enlace muy interesante sobre distintas culturas y el solsticio de invierno:






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