domingo, 15 de mayo de 2016

¿Cómo comencé con las estilográficas?



A la par que con el té, veía las estilográficas de una belleza etérea, algo antiguo, lo cual genial, diferente, y es que algo que odio es ser un clon, y porque me pega con mi personalidad.
Un verano, recién acabados los exámenes, tras fracasar en la búsqueda de la pluma de mi padre que estaría por el trastero (actualmente rescatada pero atascada tras años de sequía) sin idea alguna de su uso y funcionamiento, fui a una librería y pregunté por una estilográfica que me permitiese conocer las sensaciones que ofrece sin gastar mucho. La dependienta me sacó una Inoxcrom 77, el modelo moderno. Su precio fue de 7-8€ junto con el paquete de cartuchos de tinta negra. A pesar de su precio, y es que es de plástico, el plumín funciona correctamente, y me enamoré de este mundo. Recuerdo pasar toda la tarde escribiendo y escribiendo con la pluma, y en unos días me encaminé a la tienda y compré este modelo de nuevo y cartuchos morados.
A día de hoy, como he dicho que son de plástico, pues una la tengo rota, pero también es verdad, que fui algo bruta con ella.



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