Hay años que son mejores, otros peores y otros simplemente pasan desapercibidos.
El 2016 fue malo, el 2017 buenísimo, lleno de experiencias laborales y personales, este 2018 ha pasado como si nada. ¿Qué gano de este año? Un año más, lo cual está genial, ¡estoy viva!
Espero que el 2019 traiga cosas buenas, como ilusión, que falta me hace.
"Hay cosas que solo pueden verse entre tinieblas".
Última novela de la tetralogía de El cementerio de los libros olvidados, de Carlos Ruiz Zafón. En esta última entrega, se cierran los misterios planteados en La sombra del viento,El juego del ángel y El prisionero del cielo. El laberinto de los espíritus reúne de nuevo a los personajes emblemáticos de la saga, aunque también conocemos a Alicia, una mujer que ayuda a la familia Sempere a atar los cabos sobre Isabella, la madre de Daniel. Alicia colabora con la policía, es una mujer que destaca en su época al valerse por sí misma y no establecerse dentro de los estereotipos. Es un personaje al que me gustaría descubrir más, no obstante a lo largo del libro se la conoce bastante bien.
Esta entrega es la más larga, y en toda la novela estamos en vilo, es constante. No me ha parecido de más ningún capítulo, está muy bien logrado. Te engancha de principio a fin. Hay muerte, sangre, violencia, amor, celos, incógnitas, arrepentimientos, etc. Tiene de todo.
El final me ha gustado, me doy por satisfecha. Se cierra un capítulo con los hombres de la familia Sempere, y ya hay una niña que va camino de mano de su padre, a descubrir El cementerio de los libros olvidados.
Me ha encantado el aire turbio que rodea la historia de la saga, sin duda una maravillosa saga para leer. Cuando la empecé no esperaba que me gustase tanto y ha sido un placer adentrarme en esta historia.
Recomiendo esta saga totalmente, y como dice Carax:
"Una historia no tiene principio ni fin, solo puertas de entrada".
El solsticio de invierno representa la noche más larga en el Hemisferio Norte. Sabemos que los paganos celebraban estas fechas, así como lo harían los romanos después.
Los paganos celebraban este momento para dejar paso a la luz. Tras el solsticio de invierno, la luz (el día), va poco a poco ganando protagonismo, vital para las cosechas y poder obtener más comida.
Se han encontrado monumentos y escenarios de rituales en Irlanda, Guatemala, México, Alemania e incluso se piensa que Stonehenge fue lugar de celebración del solsticio de invierno, pues al ocaso los rayos se alinean junto con el altar central y el altar de sacrificios.
Es muy interesante como la naturaleza decae, para luego renacer con fuerza. Tras los meses fríos, el campo florece; los animales viejos dejan su lugar a los más jóvenes y enérgicos; así como en las mujeres, el ciclo menstrual representa también el renacer de los días fértiles tras el periodo de sangrado (menstruación). Todo muere, para resurgir con fuerza.
No obstante, no quiero decir, que el ocaso sea negativo, es totalmente necesario. La naturaleza tiene sus ciclos, y el descanso de la actividad es vital y necesario.
Os dejo un enlace muy interesante sobre distintas culturas y el solsticio de invierno:
Unos amigos me han regalado por mi próximo cumpleaños esta pluma Pilot, de la nueva gama 78G+, antes era sin el +. Os dejo aquí el enlace del modelo anterior.
El nuevo modelo + está disponible en los colores anteriores, rojo, negro, verde y azul, más la Demonstrator, esta que os presento. Como el modelo anterior, también tiene el plumín dorado, así como el clip y un adorno en el capuchón.
La pluma es de plástico, ligerísima, y el capuchón se quita a rosca.
El convertidor ha cambiado; el anterior era de goma y este de embolo.
El plumín me ha sorprendido. Con mi 78g verde, sentía que raspaba un poco, este plumín que parece ser el mismo, es muy suave. Y a pesar de ser M como la verde, su flujo es más cómodo; la otra era más seca.
Sin duda, prefiero el modelo +, porque el plumín es suave y fluido, y el convertidor más fiable.
Virginia Woolf fue una escritora británica, precursora del feminismo y cuya vida estuvo marcada por la depresión. Tenía ganas de encontrarme con obras que fuesen de mi agrado, pero no ha podido ser, Virginia Woolf no es para mí. O tal vez sea la culpa del modernismo.
Me encantó su charla Una habitación propia, pero no he podido acabar Al faro ni La señora Dalloway.
Compré este libro en la Feria del Libro de Ocasión. Pensé que era buena idea comprar algún libro en inglés, pero este en concreto, no ha sido buena idea. Aunque comencé en inglés con toda mi ilusión, no aguanté mucho.
La señora Dalloway narra los pensamientos de esta mujer durante un día, retratando así a bastantes personajes y a la sociedad en general, es decir, consigue un retrato de la época en Inglaterra tras la primera guerra mundial. Aquí lo importante no es lo que hace la señora Dalloway, sino lo que piensa.
La narración es continua y tiene saltos temporales, lo normal cuando pensamos. Así que el hilo cambia con mucha frecuencia. Es ágil, pero no me convence la prosa con tanto giro. Al final me ha resultado aburrido y estresante.
Al faro es similar. La primera parte, la que yo he leído, es un día donde de nuevo, lo importante no es lo que hacen, sino lo narrado. Ahonda en los personajes de manera psicológica y juega con el tiempo, ¡no pasa! Me resulta insustancial y una prosa densa. Es cierto que un par de frases (2 notas) me llamaron la atención, pero nada más.
Una familia decide ir al faro, pero el tiempo meteorológico se lo impide.
Voy a dejar a Virginia Woolf por imposible, una pena.
"[...] De cómo regresaron mis pasos errantes a Venecia año tras año en la misma estación mientras se mantuvo vivo algún vestigio de esa delirante esperanza; de cómo mi corazón jamás ha latido, ni mi pulso se ha acelerado por amor a una mujer mortal desde aquellos días son detalles en los que no necesito entrar aquí. Baste decir que busqué y esperé y que su elegante espíritu no se me volvió a parecer jamás. Todavía espero, pero ya no busco. Ahora sé que nuestro lugar de encuentro será otro".
Un jueves noche tempestuoso me dio por releer Drácula. Una novela que no cansa aunque la leas mil veces. Al menos a mí, me sigue enamorando como si de su primera lectura tratase.
Antes de nada, aunque esta obra venga a todos a la mente cuando se habla de vampiros, para nada es la primera obra del género. Bram Stoker, funcionario y crítico en periódicos, se inspiró en muchas novelas y sus escritores para inscribir esta novela. Estos son Polidori, Sheridan Lefanu, Mary Shelley, Lord Byron y Oscar Wilde, escritores del movimiento romántico.
En este blog hemos comentado otros libros sobre vampiros: El Vampiro, Polidori. Carmilla, Sheridan Lefanu
Lo fundamental que destaco de esta obra es su ambiente. Los escalofríos y la humedad traspasan el papel con gran fuerza para llevarnos hasta el remoto castillo de Drácula. El ambiente gótico que rodea la novela se hace palpable durante todas las páginas, es decir, puede o no aparecer Drácula, que la tensión está siempre ahí.
Jonathan Harker es un abogado que viaja hasta el castillo de Drácula, pues este le ha requerido. La descripción del paisaje cuando el joven viaja en carruaje hasta el castillo es fantástica. Dicho castillo se encuentra en Transilvania, en los montes Cárpatos.
Un carruaje por un camino de tierra, una noche nublada, hacia un lugar misterioso.... totalmente interesante esta situación.
Esta novela es epistolar. No solo narra el joven abogado, sino también su prometida Mina, el doctor Vanhelsing, doctor Seward o Lucy, amiga de Mina. De este modo, tenemos una amplia visión de lo que ocurre en el trascurso de la novela en distintas localizaciones.
En esta novela se cumplen las características propias de los vampiros: se alimentan de sangre, no se reflejan en los espejos, tienen mucha fuerza, pueden transformarse en murciélagos, transforman en vampiros a otras personas, etc.
Es muy interesante el hecho de que se transforme en murciélagos o en esa primera niebla cuando Harker está llegando al castillo. Representa la capacidad de "observación o conocimiento" del vampiro.
A parte, algo que se observa muy bien en Carmilla, también en El Vampiro, es el poder de seducción de los vampiros. Representan la sexualidad libre, algo que en la época victoriana, podías desear, pero hacer...ya no tanto.
En la novela aparecen tres vampiresas que seducen a Harker. Drácula también seduce a Lucy y a Mina. Esto se ve bastante bien en la película de Copppola, aunque es cierto, que la película no es del todo fiel al libro, pero sirve.
Por supuesto, no faltan los elementos cristianos y su lucha contra los vampiros y lo que implica. Se representa de nuevo la represión de la iglesia contra la libertad sexual, la lucha contra lo prohibido o maligno.
Esta novela tiene detrás muchos significados, la lucha del bien y el mal, la naturaleza humana, la sexualidad, la represión, lo correcto, el poderío de nobles ante campesinos, etc.