jueves, 15 de diciembre de 2016

Libro: El Castillo de Otranto



Con este libro de Horace Walpole publicado en 1764, se creó el género de terror gótico. Ambientado en un viejo castillo en Italia en la Edad Media, nos narra la historia de Manfredo, el tirano, y su deseo de tener un varón tras el repentino fallecimiento de su único hijo varón, pero le será dificil, pues antes tiene que resolver unos problemillas nobiliarios.

El castillo es un personaje más de la historia, ruidos chirriantes, cuadros que cobran vida, pasadizos, espectros... Una atmósfera perfecta para el terror y los misterios,  más una doncella en apuros perseguida por el tirano de la historia. También hay reencuentros inesperados, confusiones y un misterio que cambiará el final.

Parecía interesante y tenía ganas de leerlo, pero no me ha convencido desde un principio, no sé por qué motivo. Decidí leérmelo sin pausa, pues sabía que si lo dejaba no iba a continuar con él, además es muy corto. Puede ser que estos clichés, aunque en este libro eran la más pura novedad, hoy en día deben ser más terroríficos aún para conmovernos.

Le daré una segunda oportunidad en un futuro, a ver si me dice algo que ahora se ha callado.

2 comentarios:

  1. El Castillo de Otranto es un libro raro. No debes leerle desde el punto de vista de un buen libro de terror o de fantasmas, sino que tienes que tener en cuenta que es iniciador del género, y por tanto tiene fallos. Es el primero que leí del género gótico y es bueno por eso, por ser el primero que se atreve a sentar unas bases que luego copiarán todos los demás. Si te fijas también arrastra algo de la literatura medieval para combinarla, aunque no magistralmente, como pasaba en Udolfo.
    Eso sí, los desmayos de las mujeres más que terrorífico, me parece divertido y exageradísimo.

    Álv.

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    Respuestas
    1. Como pionero, cierto es que el libro es novedoso y reconozco su labor. Me parece un buen libro de investigación sobre el nacimiento del género, pero no para conmovernos.
      Sobre la exageración, el libro dramatiza demasiado a mi parecer; a parte las damas encorsetadas, claro.

      Gracias por comentar Álvaro.
      Un saludo.

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